Desde el Festival LDC, tomamos la danza como impulso; como medio de reflexión, protesta y conquista social. Por eso este 8 de marzo, y para conmemorar el Día de la Mujer, decidimos acercarnos a una de las participantes y escuchar acerca de su trabajo e ideas. Así, Alicia Soto-Hojarasca, Bailarina, Directora Artística y Coreógrafa, comparte sus trayectoria y reflexiones.
¿Cómo te iniciaste en el mundo de la danza y las artes escénicas?
Yo soy producto de la famosa serie Fama de los años 80 de TVE, era una gran fan y me tocó tanto que decidí que quería ser bailarina. También es cierto que ya hacía mis pinitos, habíamos montado un grupo con mis primas, hacíamos teatro y danza; empezamos actuando para la familia pero acabamos haciendo funciones en salones de actos para jubilados y jóvenes.
¿Siempre tuviste una perspectiva feminista?
Sí, desde el principio. Desde muy joven, mi abuela me llamaba la Pasionaria, porque siempre ponía a los chicos de la familia en su sitio, no me gustaba el papel que supuestamente debíamos tener por el echo de ser mujeres, estaba todo muy direccionado. Vivía en una comunidad muy conservadora y España estaba todavía en un proceso de cambio.
¿Hay alguna mujer que te haya inspirado o servido como referente en tu vida profesional?
Todas las mujeres luchadoras, pero sí es cierto que con el tiempo la figura de mi madre se ha mostrado como una revelación, a la que admiro y que me ha inspirado para mi última pieza. Sin duda podría decir que ha sufrido, claramente y como tantas otras, el patriarcado de primera mano.
¿Cuáles son los retos para la creación y acogida de proyectos feministas?
El hecho de crear ya es un reto, y no toma actitudes diferentes en las obras que abarcan una temática relacionada con la mujer; pero sí es cierto que busco ante todo que en la obra se reconozcan tanto hombre y mujeres o que puedan reconocer la reflexión que propongo en la pieza. Procuro que la obra no sea exclusivamente para las mujeres y sobre todo que no sea un panfleto feminista.
¿Podrías contarnos cómo fue el proceso creativo? ¿De dónde obtuviste inspiración?
El proceso creativo fue largo, empecé 4 años antes a observar, reflexionar e investigar, en un principio quería hacer una oda a las mujeres marroquíes, pero mas adelante me di cuenta, en comparativa con las sociedades que conocía y había vivido, que el proceso de las mujeres, había sido parecido; en definitiva, era una cuestión de tiempo y un camino de lucha para seguir.
Por eso gira la obra hacia todas las mujeres, lo que lo hizo más rico, pero a la vez más complejo. Pero sí mantuve la idea de que todo partía del imaginario marroquí.
La inspiración me vino de la observación de las mujeres marroquíes de sectores más vulnerables: las que recogían las algas, cardaban la lana cuidando los animales, las que limpiaban en casa… Y luego encuentros con mujeres de otros niveles sociales, incluso expatriadas.
Por otro lado, organizamos dos talleres dirigidos a mujeres no artistas de todos los extractos sociales, en Marruecos y en Valladolid; en este último participaron mujeres marroquíes y gitanas. Con el fin de tener material de improvisación, así como que el elenco pudiera conocer la realidad de primera mano.
¿A qué hace referencia ese “jardín” que presentas?
Se refiere al mundo interior de todas las mujeres, que se alimenta de su imaginación, la práctica de la cultura, el compartir con otras mujeres, todo ello le da un lugar donde respirar, donde tomar aliento para seguir adelante. En definitiva, la creatividad de las mujeres activas.
¿Quisieras agregar alguna reflexión sobre las mujeres y la lucha que les corresponde dentro de las diferentes culturas y costumbres?
La mejor reflexión es observar el día a día de las mujeres, y ver todo lo que son capaces de hacer.
Y nuestra lucha está en nuestro propio entorno, es una gota más que acaba llenando un baso para conseguir la dignidad y el reconocimiento de la mujer.
Y sobre todo poner en valor en este momento tan duro con la guerra de Ucrania, que a parte de los hombres, que tanto se habla de ellos como héroes que se quedan para luchar, no podemos olvidar las grandes heroínas que son aquellas mujeres que van con sus niños y tendrán que comenzar sus vidas de cero.
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